Rubén Villalpando Moreno, un nombre que resonará en la memoria de muchos, fue un corresponsal que dedicó más de 30 años de su vida al periodismo en Ciudad Juárez, Chihuahua. Su fallecimiento a los 76 años, tras complicaciones de salud, deja un vacío en el mundo de la comunicación y un legado que perdurará en la historia del periodismo mexicano. Villalpando no solo fue un testigo de los acontecimientos más relevantes de su tiempo, sino también un defensor incansable de los derechos humanos y de los sectores más vulnerables de la sociedad.
### Un periodista de la vieja guardia
Nacido en Veracruz y criado en Macuspana, Tabasco, Villalpando comenzó su carrera periodística en un contexto donde la censura y la represión eran moneda corriente. Con una trayectoria que abarca más de cuatro décadas, se convirtió en un referente del periodismo comprometido, siempre dispuesto a dar voz a aquellos que no la tenían. Su trabajo en Ciudad Juárez lo llevó a cubrir temas complejos y delicados, como el fenómeno migratorio y la violencia de género, que han marcado la historia reciente de esta ciudad fronteriza.
Uno de los momentos más trágicos de su carrera fue el asesinato de su colega Miroslava Breach, quien también fue corresponsal en Chihuahua. Este evento no solo impactó a Villalpando, sino que también evidenció los riesgos que enfrentan los periodistas en México. A pesar de las amenazas y la violencia, Villalpando nunca se dejó amedrentar y continuó su labor con un sentido crítico y una profunda pasión por la verdad.
En 2023, fue nombrado miembro del Comité Consultivo para el Censo de Periodistas por Cuenta Propia, una iniciativa del gobierno federal destinada a garantizar la seguridad social de los comunicadores que carecen de acceso a servicios médicos. Desde esta plataforma, Villalpando abogó por la protección de los periodistas, recordando que su labor es fundamental para el fortalecimiento de la democracia en el país. Su frase, «ser periodista en México es un gran honor, a pesar de los riesgos que implica nuestra labor», resuena como un testimonio de su valentía y compromiso.
### Un defensor de los derechos humanos
La vida de Rubén Villalpando estuvo marcada por su activismo y su lucha por los derechos humanos. En su juventud, fue militante de la Liga Comunista 23 de Septiembre, un grupo que luchaba contra la represión del estado mexicano. Su compromiso con la justicia lo llevó a ser víctima de detenciones arbitrarias, torturas y desapariciones forzadas, experiencias que lo moldearon y lo impulsaron a convertirse en un defensor de los derechos humanos.
En 2024, participó en la Comisión para el Acceso a la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia, donde compartió su testimonio sobre las violaciones a los derechos humanos cometidas en México entre 1965 y 1990. Su valentía al hablar sobre su experiencia personal y su deseo de justicia son un reflejo de su carácter y de su dedicación a la verdad.
Villalpando no solo fue un periodista; fue un mentor para muchas generaciones de reporteros. Su capacidad para compartir su conocimiento y su experiencia, junto con su buen sentido del humor, lo convirtieron en una figura entrañable en la comunidad periodística. Las charlas que ofrecía, a menudo acompañadas de un café, eran momentos de aprendizaje y reflexión para aquellos que tuvieron la suerte de conocerlo.
La comunidad de La Jornada, donde trabajó durante tantos años, ha expresado su profundo pesar por su partida. Su legado perdurará en las historias que contó y en la inspiración que brindó a otros periodistas. Villalpando es recordado no solo por su trabajo, sino también por su humanidad y su compromiso con la justicia social.
Rubén Villalpando Moreno deja atrás un legado que trasciende las páginas de los periódicos. Su vida y su obra son un recordatorio de la importancia del periodismo en la defensa de la verdad y de los derechos humanos. En un país donde la libertad de expresión enfrenta constantes desafíos, su voz seguirá resonando como un símbolo de resistencia y compromiso con la justicia.