La propuesta del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum de implementar un sistema de salud interconectado en México ha generado un amplio debate sobre la viabilidad y los pasos necesarios para su ejecución. Este ambicioso proyecto busca que todos los ciudadanos, independientemente de su afiliación a instituciones como el IMSS, ISSSTE o IMSS-Bienestar, puedan recibir atención médica en la clínica más cercana. Sin embargo, la implementación de este modelo de atención universal enfrenta múltiples desafíos, especialmente en términos de reformas legales y estructurales.
### La Necesidad de Reformas Legales
Desde su anuncio, la propuesta de universalización del sistema de salud ha sido considerada como una tarea monumental. La Ley General de Salud, que rige el sistema actual, fue promulgada en 1984 y ha sufrido pocas modificaciones desde entonces. La última reforma significativa se realizó en junio de 2024, lo que indica que el marco legal actual podría no ser suficiente para soportar un cambio tan radical como el que se propone.
Expertos en salud y derecho han señalado que para avanzar hacia un sistema de salud verdaderamente universal, es imperativo crear una nueva Ley General de Salud. Esta nueva legislación debería establecer claramente las funciones de las diferentes instituciones de salud y cómo se interconectarán para atender a los pacientes. Mauricio Sarmiento, abogado y médico, enfatiza que sin una nueva ley que contemple la colaboración entre todas las instituciones, el objetivo de universalización será difícil de alcanzar.
Además de la Ley General de Salud, también es necesario reformar las leyes del IMSS y del ISSSTE. Estas reformas no solo deben abordar la atención médica, sino también la administración y los recursos que se asignan a cada institución. Juan Carlos Castillo Torres, experto en asuntos públicos, menciona que las reformas legales deben ser acompañadas de cambios reglamentarios y administrativos que permitan una implementación efectiva del nuevo sistema.
### Desafíos en la Implementación
Uno de los principales retos que enfrenta el gobierno es el tiempo. La presidenta Sheinbaum ha establecido 2027 como el año en que se espera que este sistema de salud interconectado esté en funcionamiento. Sin embargo, los especialistas advierten que la complejidad de las reformas necesarias podría extender este plazo. La creación de nuevas leyes y la modificación de las existentes requieren un proceso legislativo que puede ser largo y complicado, incluyendo análisis en el Congreso y procesos de mejora regulatoria.
La interconexión de los sistemas de salud también plantea desafíos operativos. La idea de que un paciente pueda ser atendido en cualquier institución de salud pública implica la creación de un sistema de registro nacional que permita compartir información médica entre las diferentes entidades. Esto no solo requiere tecnología avanzada, sino también un cambio cultural en la manera en que se percibe la atención médica en el país.
Los especialistas coinciden en que, aunque la propuesta es viable y necesaria, su implementación no será rápida ni sencilla. Sin embargo, la intención de avanzar hacia un sistema de salud universal puede marcar un precedente importante en la política de salud de México. La posibilidad de estructurar reformas y establecer mecanismos claros es un paso en la dirección correcta, aunque el camino por recorrer es largo y lleno de obstáculos.
La universalización del sistema de salud en México representa una oportunidad única para mejorar la atención médica y garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a servicios de salud de calidad. Sin embargo, para lograrlo, es fundamental que se realicen las reformas necesarias y que se establezcan las bases legales y operativas que permitan su funcionamiento efectivo. La colaboración entre las diferentes instituciones de salud y la participación activa de la sociedad serán claves para el éxito de este ambicioso proyecto.