La relación entre Elon Musk y Donald Trump ha sido un viaje tumultuoso que ha capturado la atención del público y los medios de comunicación. Desde sus primeros encuentros hasta la reciente ruptura, la dinámica entre estos dos titanes ha estado marcada por altibajos, elogios y, finalmente, acusaciones. Este artículo explora la cronología de su relación, destacando los momentos clave que llevaron a su actual conflicto.
### Primeros Encuentros y Colaboraciones
La historia de la relación entre Musk y Trump comenzó en diciembre de 2016, cuando Musk se unió a los consejos asesores económicos del entonces presidente electo. Este movimiento fue visto como un intento de Musk de influir en las políticas económicas de la nueva administración, especialmente en temas relacionados con la sostenibilidad y la tecnología. Sin embargo, la relación se tornó tensa en junio de 2017, cuando Musk decidió renunciar a su puesto en el consejo tras la decisión de Trump de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París. Musk citó preocupaciones climáticas como su principal razón para alejarse, lo que marcó el primer desacuerdo significativo entre ambos.
A pesar de esta separación inicial, la relación entre Musk y Trump experimentó un resurgimiento en 2022. Durante este tiempo, Trump elogió a Musk, describiéndolo como uno de los «grandes genios del mundo» y comparándolo con inventores icónicos como Thomas Edison. Este reconocimiento público fue un indicativo de la admiración que ambos se tenían, y sentó las bases para una colaboración más estrecha en los años siguientes.
En 2024, tras un intento de asesinato contra Trump, Musk se convirtió en su mayor donante individual, aportando aproximadamente 250 millones de dólares a su campaña. Este apoyo financiero fue crucial para la reelección de Trump, y Musk incluso propuso la creación de una comisión de eficiencia gubernamental, que fue aceptada por el presidente. La relación parecía estar en su punto más alto, con Musk apareciendo en eventos de campaña y mostrando su apoyo incondicional.
### La Ruptura y las Acusaciones
Sin embargo, la relación comenzó a deteriorarse en 2025. El 20 de enero, Musk asistió a la investidura de Trump, pero las tensiones comenzaron a surgir rápidamente. El 28 de mayo, Musk anunció su salida de la administración, citando desacuerdos sobre el gasto gubernamental. Este anuncio fue seguido por una serie de declaraciones públicas que aumentaron la tensión entre ambos. Trump, en una conferencia de prensa, despidió a Musk, pero insinuó que su relación no había terminado del todo.
El punto de quiebre llegó el 5 de junio, cuando Musk criticó abiertamente un proyecto de ley fiscal y presupuestario impulsado por Trump, calificándolo de «abominación repugnante». Esta crítica fue el catalizador que llevó a una ruptura pública. Trump, visiblemente decepcionado, amenazó con cancelar los contratos gubernamentales con las empresas de Musk. En respuesta, Musk utilizó su plataforma social para acusar a Trump de estar vinculado a los archivos del pedófilo Jeffrey Epstein, lo que intensificó aún más el conflicto.
Las repercusiones de esta guerra de declaraciones fueron inmediatas. Las acciones de Tesla cayeron un 14%, lo que resultó en una pérdida de aproximadamente 150 millones de dólares en valor de mercado. Además, Musk vio disminuir su patrimonio personal en 20 millones de dólares. Este desplome bursátil no solo afectó a Musk, sino que también generó incertidumbre en el mercado tecnológico, reflejando cómo las relaciones personales pueden influir en la economía.
A pesar de la gravedad de la situación, el 6 de junio, Musk pareció abrir la puerta a una posible reconciliación. En respuesta a un mensaje en redes sociales que instaba a ambos a hacer las paces, Musk expresó su apoyo, lo que sugiere que, a pesar de las tensiones, aún existe un deseo de encontrar un terreno común. Sin embargo, Trump, en declaraciones posteriores, afirmó que no tenía intención de hablar con Musk en un futuro cercano, lo que indica que la ruptura podría ser más profunda de lo que parece.
La relación entre Musk y Trump es un reflejo de la volatilidad de las alianzas políticas contemporáneas, donde los intereses personales y económicos pueden cambiar rápidamente. Lo que comenzó como una colaboración estratégica se ha transformado en un conflicto abierto, dejando a ambos personajes en una situación complicada. La historia de su relación continúa desarrollándose, y el futuro de su interacción sigue siendo incierto, lo que añade un elemento de intriga a la narrativa política actual.