En la última década, el uso de motocicletas ha crecido de manera exponencial en México, especialmente en la Ciudad de México, donde se estima que circulan alrededor de 800 mil unidades. Este fenómeno se debe a varios factores, entre los que destacan la necesidad de contar con un medio de transporte accesible y eficiente, especialmente en una metrópoli donde el transporte público presenta múltiples deficiencias. Sin embargo, este aumento en la popularidad de las motocicletas también ha traído consigo un incremento alarmante en los accidentes de tránsito, lo que plantea serias preocupaciones sobre la seguridad vial.
### Crecimiento de Accidentes de Motociclistas
Los datos son preocupantes. En 2023, seis de cada diez personas que recibieron atención hospitalaria por accidentes de tránsito eran motociclistas. Esto se traduce en 21 mil 557 egresos hospitalarios, lo que representa un aumento del 88% en comparación con los 11 mil 430 reportados en 2018. A pesar de que las motocicletas solo representan el 13.4% del parque vehicular, los motociclistas son responsables de seis de cada diez accidentes graves. En términos de fatalidades, 2 mil 878 motociclistas perdieron la vida en 2023, lo que equivale a un incremento del 52.3% respecto a 2018. Las proyecciones para este año son aún más alarmantes, ya que se estima que las muertes podrían alcanzar las 6 mil, lo que significaría un aumento de más del 100% en un corto período.
La mayoría de las víctimas fatales son jóvenes, con un 60% de los decesos ocurriendo en personas de entre 20 y 39 años, y un 18.3% en adolescentes de 10 a 19 años. Este patrón revela una preocupante tendencia en la que México está perdiendo a miles de jóvenes debido a accidentes de tránsito relacionados con motocicletas. A pesar de estos riesgos, un alarmante 50% de los motociclistas se siente «muy seguro» al conducir, lo que indica una desconexión entre la percepción del riesgo y la realidad de la seguridad vial.
### La Problemática de las Bicimotos
A la creciente problemática de los accidentes de motocicletas se suma la aparición de las bicimotos, vehículos que se comercializan como bicicletas eléctricas pero que pueden alcanzar velocidades superiores a los 25 kilómetros por hora. Estas unidades, que tienen un peso considerable, son capaces de causar accidentes fatales. A pesar de que están diseñadas con pedales, estos son en su mayoría inoperantes y su único propósito parece ser evadir las regulaciones que se aplican a las motocicletas, como el emplacamiento y el uso obligatorio de cascos de seguridad.
La falta de regulación adecuada para las bicimotos representa un vacío legal que pone en riesgo a los usuarios y a otros conductores en la vía. La confusión sobre la clasificación de estos vehículos ha llevado a un aumento en los accidentes, lo que subraya la necesidad de una revisión y actualización de las normativas que rigen la movilidad en las ciudades. La resistencia de algunos motociclistas a aceptar regulaciones más estrictas, ya sea por considerarlas un ataque a sus libertades o por los costos que podrían implicar, complica aún más la situación.
Es fundamental que los motociclistas comprendan que cualquier gasto o restricción que se implemente para mejorar la seguridad vial es una inversión en su propia protección. Las autoridades han comenzado a trabajar en la creación de un plan integral de seguridad vial que incluya la participación de agrupaciones de motociclistas, lo cual es un paso positivo hacia la democratización de la toma de decisiones en este ámbito. Sin embargo, es crucial que se acelere la implementación de un reglamento que se adapte a las nuevas formas de movilidad y que se adopten medidas efectivas para salvar vidas, incluso si estas resultan impopulares en un primer momento.
La creciente popularidad de las motocicletas en México, aunque ofrece ventajas en términos de movilidad, también plantea serios desafíos en términos de seguridad. La combinación de un aumento en el número de motociclistas y un incremento en los accidentes fatales exige una respuesta inmediata y efectiva por parte de las autoridades y de la comunidad de motociclistas. Solo a través de un enfoque colaborativo y regulaciones adecuadas se podrá mitigar el riesgo y proteger a quienes utilizan estos vehículos como medio de transporte, trabajo o recreación.