El cierre de fronteras de Estados Unidos al ganado mexicano ha generado un impacto económico significativo, con pérdidas acumuladas que superan los 400 millones de dólares en lo que va del año. Esta situación ha sido provocada por un nuevo brote de gusano barrenador en Ixhuatlán de Madero, Veracruz, lo que llevó al Departamento de Agricultura de Estados Unidos a anunciar un nuevo cierre a la exportación de ganado. A pesar de que el brote se encuentra a más de 500 kilómetros de la frontera, la política estadounidense de no regionalización ha afectado gravemente a los ganaderos del norte de México, quienes dependen en gran medida de las exportaciones hacia el país vecino.
La situación se complica aún más considerando que, apenas unos días antes, se había iniciado la reapertura escalonada de los puertos estadounidenses a la importación de ganado mexicano, tras casi dos meses de cierre. Carlos Anaya, director general del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), ha señalado que esta falta de distinción entre zonas afectadas y libres de infección está perjudicando a los ganaderos de estados como Sonora, Chihuahua, Durango y Coahuila, que son los principales exportadores de ganado en pie.
El gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, ha expresado su preocupación y ha solicitado un trato especial por parte de Estados Unidos, argumentando que el estado tiene un estatus privilegiado en términos de sanidad e inocuidad. Esta solicitud ha sido planteada a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, con la esperanza de que el gobierno estadounidense reconozca la situación particular de Sonora.
Por otro lado, Juan Carlos Ochoa Valenzuela, presidente de la Unión Ganadera Regional de Sonora, ha calificado la decisión de cerrar completamente la exportación de ganado como drástica, especialmente después de que se había reabierto el paso en Agua Prieta. Este cierre anterior, que duró 57 días, resultó en que cerca de 100 mil cabezas de ganado quedaran detenidas, generando un impacto económico cercano a los 150 millones de dólares.
La Asociación Mexicana de Productores de Carne (AMEG), representada por su presidente Jesús Brígido Coronel, ha manifestado que el sector cuenta con la infraestructura necesaria para manejar cualquier caso de infección dentro de sus instalaciones. Coronel ha propuesto que una estrategia integral para combatir la plaga debe incluir un monitoreo constante y medidas para combatir el medio de contagio.
La presidenta de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, también ha criticado la decisión de cerrar la frontera, calificándola de exagerada. En una reciente conferencia de prensa, Sheinbaum expresó su confianza en que la frontera se reabra pronto y que el brote de gusano barrenador sea controlado. Esta situación ha generado un debate sobre la gestión de crisis en el sector ganadero y la necesidad de políticas más flexibles que consideren las realidades locales.
La crisis actual ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad del sector ganadero mexicano ante decisiones políticas que no toman en cuenta la geografía y la situación sanitaria específica de cada región. La falta de regionalización en las políticas de importación y exportación ha llevado a que ganaderos que operan en áreas libres de infección sufran las consecuencias de brotes que ocurren en otras partes del país.
Además, el impacto económico no solo afecta a los ganaderos, sino que también tiene repercusiones en la economía local de los estados involucrados. La pérdida de ingresos por la exportación de ganado puede afectar a miles de familias que dependen de esta actividad para su sustento. La situación se vuelve aún más crítica cuando se considera que el ganado en pie es una de las principales fuentes de ingresos para muchos productores en el norte de México.
En este contexto, es fundamental que las autoridades mexicanas y estadounidenses trabajen juntas para encontrar soluciones que permitan la reactivación del comercio de ganado, garantizando al mismo tiempo la sanidad animal. La implementación de protocolos de bioseguridad y el establecimiento de un sistema de monitoreo efectivo podrían ser pasos importantes para mitigar el riesgo de contagio y asegurar que el comercio pueda continuar sin interrupciones.
La crisis del ganado en México es un recordatorio de la interconexión entre las economías de ambos países y la importancia de una colaboración efectiva en la gestión de la sanidad animal. A medida que se desarrollan los acontecimientos, será crucial observar cómo se manejan las negociaciones entre los gobiernos y qué medidas se implementan para proteger tanto a los productores como a los consumidores.