La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha reafirmado su postura en contra del tráfico de influencias en el gobierno, en respuesta a las recientes acusaciones del titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), Iván Escalante. Durante una conferencia de prensa en Palacio Nacional, Sheinbaum enfatizó que ni ella ni sus familiares tienen permitido interactuar con servidores públicos para influir en decisiones administrativas, subrayando la importancia de mantener la integridad en la gestión pública.
La controversia surgió cuando Escalante reveló que algunos legisladores del movimiento de Sheinbaum habían intentado utilizar su influencia para detener procesos de suspensión contra ciertos negocios. La mandataria, al abordar este tema, dejó claro que cualquier intento de influir en decisiones gubernamentales es inaceptable y que la Profeco debe actuar conforme a la ley.
### La Prohibición del Tráfico de Influencias
Sheinbaum fue contundente al afirmar que no debe existir tráfico de influencias en el gobierno. «Nadie, ni mi familia, tiene permitido hablar con cualquier servidor público, salvo en ocasiones muy específicas como un saludo o un cumpleaños», declaró. Esta afirmación refuerza su compromiso de mantener un gobierno transparente y libre de corrupción.
La presidenta también hizo hincapié en que cualquier legislador o familiar que intente gestionar algo en nombre de otra persona está actuando en contra de las normas establecidas. «No debe haber alguien que hable por teléfono para decirle a un servidor público que es su amigo o familiar. Eso no debe existir en el gobierno de México», añadió.
La postura de Sheinbaum se alinea con su política de cero tolerancia hacia la corrupción y el influyentismo, un tema que ha sido recurrente en la agenda política del país. La mandataria ha enfatizado que la Profeco tiene la responsabilidad de investigar y determinar si hay sanciones para aquellos legisladores que intentaron interferir en los procesos administrativos.
### La Responsabilidad de la Profeco
En su intervención, Sheinbaum destacó que la Profeco debe actuar de acuerdo con la ley y que cualquier denuncia administrativa que surja de esta situación debe ser tratada con seriedad. «Dependerá de lo que diga la ley. Una cosa es que se pida y otra cosa es que haya tráfico de influencias», explicó.
La presidenta también defendió la integridad de Iván Escalante, afirmando que es un servidor público honesto que no se deja influenciar. Esta defensa es crucial en un contexto donde la confianza en las instituciones es fundamental para el funcionamiento del gobierno.
Además, Sheinbaum hizo un llamado a la ciudadanía para que se mantenga alerta ante cualquier intento de corrupción y para que se verifique la legalidad de las acciones de los servidores públicos. La mandataria enfatizó que no se tolerará ninguna forma de corrupción y que su administración está comprometida con la transparencia y la rendición de cuentas.
La situación actual pone de manifiesto la necesidad de fortalecer las instituciones encargadas de velar por el cumplimiento de la ley y de garantizar que los ciudadanos puedan confiar en que sus derechos serán protegidos. La Profeco, como organismo regulador, tiene un papel crucial en este sentido, y su capacidad para actuar de manera independiente es vital para mantener la confianza pública.
En este contexto, Sheinbaum también mencionó que la Profeco debe evaluar si se requieren denuncias administrativas o de otro tipo en relación con los legisladores involucrados. La mandataria dejó claro que su administración no permitirá que el tráfico de influencias socave la integridad del gobierno y que se tomarán las medidas necesarias para garantizar que se cumpla la ley.
La declaración de Sheinbaum se produce en un momento en que la percepción pública sobre la corrupción en el gobierno es un tema candente. La ciudadanía exige mayor transparencia y responsabilidad por parte de sus líderes, y la presidenta ha tomado medidas para abordar estas preocupaciones. Su firme postura contra el influyentismo es un paso hacia la construcción de un gobierno más ético y responsable.
En resumen, la presidenta Claudia Sheinbaum ha dejado claro que no habrá tolerancia hacia el tráfico de influencias en su administración. Su compromiso con la transparencia y la rendición de cuentas es un mensaje fuerte y claro para todos los servidores públicos: la corrupción no será aceptada en ningún nivel del gobierno. La Profeco, bajo la dirección de Iván Escalante, tiene la responsabilidad de actuar con independencia y de garantizar que se respeten las normas y leyes que rigen el funcionamiento del gobierno.