Recientemente, el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD) de Estados Unidos ha implementado una medida que ha generado controversia: a partir del 19 de agosto de 2025, su sitio web y todos los servicios relacionados estarán disponibles únicamente en inglés. Esta decisión, anunciada por el secretario Scott Turner, se enmarca dentro de una orden ejecutiva del expresidente Donald Trump que establece el inglés como el idioma oficial del país. La medida ha suscitado reacciones diversas, especialmente entre aquellos que consideran que limita el acceso a servicios esenciales para una parte significativa de la población estadounidense.
**La Nueva Política del HUD**
La decisión de hacer que el sitio web del HUD sea solo en inglés representa un cambio drástico en la accesibilidad de la información para los ciudadanos que no dominan este idioma. Anteriormente, el sitio ofrecía opciones de traducción a varios idiomas, incluyendo español, francés, alemán e italiano. Este cambio no solo afecta a los hispanohablantes, sino también a otros grupos lingüísticos que dependen de estos servicios para acceder a información crucial sobre vivienda y desarrollo urbano.
Scott Turner, en su anuncio, enfatizó que esta medida busca unificar la comunicación y promover una «sola voz» en el país. Sin embargo, muchos críticos argumentan que esta política es excluyente y que ignora la diversidad cultural y lingüística de Estados Unidos. La eliminación de servicios multilingües en un departamento tan vital como el de vivienda puede tener repercusiones significativas, especialmente para aquellos que ya enfrentan barreras en el acceso a la información y a servicios gubernamentales.
La importancia del HUD radica en su papel en la gestión de la vivienda, un aspecto fundamental en la vida de cualquier ciudadano. La falta de acceso a información en múltiples idiomas puede llevar a que muchas personas se sientan desinformadas o incapaces de acceder a los recursos que necesitan. Esto es especialmente preocupante en un país donde una gran parte de la población es inmigrante o proviene de comunidades no angloparlantes.
**Reacciones y Consecuencias**
La respuesta a esta medida no se ha hecho esperar. Gavin Newsom, gobernador de California, expresó su desacuerdo de manera contundente a través de su cuenta en X, utilizando un lenguaje coloquial que refleja la frustración de muchos ante esta política. Newsom ha sido un crítico constante de las políticas de Trump, especialmente aquellas que afectan a las comunidades inmigrantes. Su respuesta, que incluyó la frase «Vete a la chingada», ha resonado en las redes sociales y ha sido interpretada como un llamado a la resistencia contra lo que muchos consideran una medida discriminatoria.
El cambio en la política del HUD también ha generado preocupaciones sobre la posibilidad de que otras agencias gubernamentales sigan el mismo camino. Si el inglés se establece como el único idioma de comunicación en un departamento tan crucial, podría sentar un precedente para otras instituciones, limitando aún más el acceso a servicios para aquellos que no hablan inglés. Esto podría resultar en un aumento de la desigualdad en el acceso a la vivienda y otros servicios esenciales.
Además, la medida podría tener implicaciones legales. Grupos de derechos civiles y organizaciones comunitarias han comenzado a movilizarse para cuestionar la legalidad de esta decisión, argumentando que va en contra de los principios de igualdad y acceso a la información que deberían regir en un país democrático. La posibilidad de acciones legales podría abrir un nuevo frente en la lucha por los derechos lingüísticos en Estados Unidos.
**El Contexto Cultural y Lingüístico**
La decisión del HUD no se puede entender sin considerar el contexto más amplio de la política lingüística en Estados Unidos. A lo largo de los años, ha habido un debate constante sobre el papel del inglés y otros idiomas en la sociedad estadounidense. Mientras que algunos abogan por la unificación a través del inglés, otros argumentan que la diversidad lingüística es una fortaleza que debe ser celebrada y protegida.
La realidad es que Estados Unidos es un país de inmigrantes, donde más de 350 idiomas se hablan en los hogares. La eliminación de servicios en otros idiomas no solo afecta a los individuos, sino que también tiene un impacto en la cohesión social y en la integración de las comunidades. La capacidad de comunicarse en el idioma nativo es fundamental para la inclusión y la participación activa en la sociedad.
La medida del HUD, por lo tanto, no es solo una cuestión de política lingüística, sino que también toca fibras sensibles en torno a la identidad cultural y la pertenencia. La lucha por el reconocimiento y el respeto a la diversidad lingüística es una batalla que continúa en el corazón de la sociedad estadounidense, y la reciente decisión del HUD es un recordatorio de que aún queda mucho por hacer para garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso equitativo a la información y a los servicios que necesitan.