La reciente revocación de la licencia del Consejo de Asistencia al Microemprendedor (Came) por parte de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) ha desatado una ola de incertidumbre y descontento entre los ahorradores afectados. Este suceso, que ha llevado a la liquidación de la empresa, plantea serias preguntas sobre la regulación y supervisión del sistema financiero en México. En este artículo, exploraremos los detalles de esta crisis, las reacciones de los ahorradores y las implicaciones para el sistema financiero del país.
La CNBV, como organismo regulador, tiene la responsabilidad de garantizar la estabilidad y transparencia del sistema financiero. Sin embargo, en el caso de Came, se ha señalado una falta de acción oportuna que permitió que la empresa continuara operando a pesar de las señales de alarma que se habían encendido desde hace meses. Desde enero de 2025, Came dejó de presentar sus resultados financieros, lo que generó preocupación entre sus clientes y la comunidad financiera. A finales de marzo, la situación se tornó crítica cuando la empresa comenzó a cerrar sus sucursales y, para abril, ya había abandonado su domicilio fiscal, dejando a los ahorradores sin acceso a sus fondos.
### La Reacción de los Afectados
Los ahorradores de Came, que en su mayoría depositaron sus ahorros con la esperanza de obtener rendimientos atractivos, se sienten traicionados y desamparados. Muchos de ellos han expresado su descontento, argumentando que lo que ha ocurrido no es simplemente una quiebra, sino un fraude que ha sido facilitado por la inacción de las autoridades. La falta de respuestas claras por parte de la CNBV ha alimentado esta percepción, y los afectados han comenzado a organizarse para exigir justicia y la recuperación de sus fondos.
Un grupo de ahorradores se reunió con el director general de supervisión de Sofipos B de la CNBV, Armando Martínez Ramírez, quien admitió tener conocimiento de la situación desde marzo, pero que la CNBV permitió que Came siguiera captando recursos hasta finales de abril. Esta revelación ha generado indignación, ya que muchos consideran que las autoridades debieron intervenir mucho antes para proteger a los ahorradores.
La situación se complicó aún más cuando se reveló que Came había caído a una categoría de Sofipo 4, lo que significa que su nivel de capitalización era inferior al 56%. Esto debería haber sido una señal de alerta para la CNBV, que tiene la responsabilidad de supervisar y regular las entidades financieras. Sin embargo, no se tomaron las medidas adecuadas para proteger a los ahorradores, lo que ha llevado a cuestionar la eficacia de la regulación en el sector.
### Implicaciones para el Sistema Financiero
El caso de Came no solo afecta a los ahorradores individuales, sino que también plantea serias preocupaciones sobre la salud del sistema financiero en su conjunto. La falta de supervisión efectiva y la incapacidad de las autoridades para actuar ante señales de advertencia pueden socavar la confianza pública en las instituciones financieras. Esto es especialmente preocupante en un país donde muchas personas dependen de estas entidades para gestionar sus ahorros y acceder a servicios financieros.
Además, la crisis de Came pone de relieve la vulnerabilidad de los ahorradores frente a esquemas de inversión que prometen rendimientos altos sin un modelo de negocio sólido que los respalde. La proliferación de plataformas digitales y la promoción de inversiones en redes sociales han facilitado la difusión de estos esquemas, que a menudo resultan ser fraudulentos. Es fundamental que tanto los reguladores como los consumidores sean más cautelosos y estén mejor informados sobre los riesgos asociados con las inversiones en entidades financieras.
La CNBV y otras autoridades deben tomar medidas proactivas para restaurar la confianza en el sistema financiero. Esto incluye no solo una revisión exhaustiva de los procedimientos de supervisión y regulación, sino también una mayor transparencia en la comunicación con los ahorradores. La educación financiera también juega un papel crucial; los consumidores deben ser capacitados para identificar señales de advertencia y entender los riesgos asociados con sus inversiones.
El caso de Came es un recordatorio de que la regulación financiera no es solo una cuestión de cumplimiento normativo, sino una responsabilidad crítica para proteger a los ahorradores y mantener la estabilidad del sistema financiero. Las lecciones aprendidas de esta crisis deben ser utilizadas para fortalecer las estructuras regulatorias y garantizar que situaciones similares no se repitan en el futuro. La confianza en el sistema financiero es esencial para el desarrollo económico y la estabilidad social, y es responsabilidad de todos, desde los reguladores hasta los consumidores, trabajar juntos para lograrlo.