La situación en Gaza se ha deteriorado drásticamente en las últimas semanas, con informes de bombardeos intensos y un aumento alarmante en el número de víctimas. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (Unrwa) ha descrito la situación como una «hambruna» que afecta a la población, señalando que el infierno se ha manifestado en todas sus formas. Durante la noche del sábado, aviones y tanques israelíes llevaron a cabo ataques en la periferia oriental y septentrional de la ciudad de Gaza, destruyendo edificios y viviendas, según testimonios de los residentes. Este ataque se produce en un contexto de creciente presión sobre el gobierno israelí para aceptar un acuerdo de alto el fuego que permitiría la liberación de rehenes y el cese de las hostilidades.
El jefe del ejército israelí, Eyal Zamir, ha instado al primer ministro Benjamin Netanyahu a aceptar un pacto que ya ha sido aceptado por Hamas. Sin embargo, la Unrwa ha criticado la narrativa del gobierno israelí, afirmando que el «nunca más» ha sido transformado en «otra vez». Esta declaración resuena profundamente en un contexto donde la deshumanización y la negación de la realidad son evidentes. La organización ha hecho un llamado urgente para que el gobierno israelí permita la asistencia humanitaria sin restricciones y permita que los periodistas internacionales informen de manera independiente desde Gaza. Cada hora cuenta, enfatizan, mientras la situación humanitaria se agrava.
Los bombardeos nocturnos han dejado al menos 51 palestinos muertos en las últimas 24 horas, incluidos 20 solicitantes de ayuda. Desde octubre de 2023, el número total de muertos ha alcanzado la escalofriante cifra de 62,686, según el ministerio de Salud del enclave palestino. La situación es desesperada, y los informes indican que Israel está ocultando a los prisioneros de Gaza, impidiendo cualquier contacto con ellos. Esto ha llevado a un clamor por parte de los funcionarios de Hamas, quienes han responsabilizado al primer ministro Netanyahu por la vida de los rehenes.
En Cisjordania, la situación no es menos preocupante. Colonos israelíes, con la complicidad del ejército, han arrasado cientos de árboles en Al Mughayir, destruyendo al menos 30 hectáreas de olivos. Esta acción forma parte de una operación más amplia de asedio y represión, mientras las excavadoras israelíes pavimentan una carretera entre asentamientos. Ghasan Abu Aliya, un responsable de una asociación agrícola local, ha comentado que el objetivo es forzar a la población a emigrar, lo que representa un grave ataque a los derechos de los palestinos en la región.
La presión internacional también está aumentando. En Europa, el ministro de Exteriores israelí, Gideon Saar, ha instado a los gobiernos europeos a elegir entre Israel y Hamas, en respuesta a la renuncia de cinco ministros en los Países Bajos debido a la falta de consenso sobre el endurecimiento de las sanciones contra Israel. En Australia, decenas de miles de personas han salido a las calles en ciudades como Sydney, Melbourne y Brisbane, exigiendo sanciones inmediatas a Israel y medidas para salvar a los palestinos que enfrentan la hambruna en Gaza. En Copenhague, más de 10,000 personas se han reunido frente al parlamento danés, pidiendo el fin de la guerra y el reconocimiento del Estado palestino.
La situación es crítica y la comunidad internacional se enfrenta a un dilema moral. Las manifestaciones en diversas partes del mundo reflejan un creciente descontento con la falta de acción frente a la crisis humanitaria en Gaza. Las voces que claman por justicia y asistencia humanitaria se hacen cada vez más fuertes, mientras que las acciones en el terreno continúan causando estragos en la vida de miles de personas. La urgencia de la situación no puede ser ignorada, y el tiempo para actuar es ahora.