La reciente ruptura entre el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) marca un hito en la política mexicana, evidenciando las tensiones internas y las dificultades que enfrentan los partidos tradicionales en un contexto electoral cada vez más adverso. Esta separación, que se produce tras casi cinco años de una alianza que muchos consideraron una unión por conveniencia, pone de manifiesto las complejidades del sistema político mexicano y la lucha por el poder en un entorno dominado por el obradorismo.
### La Alianza Va Por México: Un Matrimonio por Conveniencia
La alianza entre el PAN, el PRI y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), conocida como Va Por México, fue anunciada el 21 de diciembre de 2020. Este acuerdo buscaba unir fuerzas para enfrentar al gobierno de Andrés Manuel López Obrador y su partido, Morena, en un momento en que la oposición se encontraba debilitada y fragmentada. La propuesta de la alianza era ambiciosa: «construir un mejor futuro» para los mexicanos, recuperando el crecimiento económico y el Estado de derecho. Sin embargo, detrás de esta retórica se escondían intereses particulares y luchas internas que pronto se harían evidentes.
Los líderes de los partidos involucrados, Marko Cortés del PAN, Alejandro Moreno del PRI y Jesús Zambrano del PRD, representaban a camarillas cuestionadas dentro de sus respectivas organizaciones. Alejandro Moreno, por ejemplo, había sido criticado por su estilo autoritario y su cercanía con el presidente López Obrador, lo que le valió el apodo de «Amlito». Por su parte, Marko Cortés enfrentaba acusaciones de manipulación interna y falta de liderazgo, mientras que Jesús Zambrano, con un historial de fracasos electorales, era visto como un «liquidador» del PRD.
A pesar de estas tensiones, la alianza se formalizó con la esperanza de recuperar terreno perdido en las elecciones. Sin embargo, los resultados fueron decepcionantes. En las elecciones de 2021, la alianza solo logró ganar 63 de los 180 distritos federales en los que compitió, lo que representaba un fracaso en comparación con las expectativas iniciales. A medida que avanzaban las elecciones, la oposición se encontraba cada vez más acorralada, y las derrotas comenzaron a acumularse.
### Derrotas y Desencuentros: La Caída de la Alianza
Desde su formación, la alianza Va Por México enfrentó una serie de derrotas que pusieron en tela de juicio su viabilidad. En las elecciones de 2021, los partidos de la alianza no solo perdieron gubernaturas, sino que también sufrieron un retroceso significativo en la Cámara de Diputados y en los congresos locales. De 2018 a 2024, la alianza perdió 45 curules en la Cámara de Diputados, y en el Senado, su representación se redujo de 42 a 34 escaños.
El panorama se tornó aún más sombrío en las elecciones de 2023, donde la alianza no logró ganar en los estados clave, lo que llevó a un cuestionamiento interno sobre la efectividad de la unión. Los resultados fueron desalentadores: la oposición solo logró ganar en Coahuila, mientras que el Estado de México, con el mayor padrón electoral del país, se le escapó, consolidando así la hegemonía del obradorismo.
La presión sobre los líderes de la alianza aumentó, y las críticas comenzaron a surgir desde dentro. La incapacidad de la alianza para presentar una alternativa viable al gobierno de López Obrador llevó a una crisis de identidad entre los partidos involucrados. A medida que las derrotas se acumulaban, la narrativa de que la unión era necesaria para enfrentar al obradorismo comenzó a desmoronarse, y las tensiones internas se hicieron insostenibles.
Finalmente, el 9 de noviembre de 2025, el PAN anunció su separación del PRI, marcando el fin de una alianza que muchos consideraron efímera. Esta ruptura no solo refleja las dificultades que enfrentan los partidos tradicionales en un contexto político cambiante, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro de la oposición en México. La falta de una estrategia cohesiva y la incapacidad para conectar con los votantes han dejado a la oposición en una posición vulnerable, mientras que el obradorismo continúa consolidando su poder.
La ruptura del PRIAN es un recordatorio de que las alianzas políticas, aunque pueden ser estratégicas, también pueden ser frágiles y estar sujetas a las realidades del electorado. En un país donde la polarización política es cada vez más evidente, la capacidad de los partidos para adaptarse y responder a las necesidades de los ciudadanos será crucial para su supervivencia en el futuro. La historia reciente de la política mexicana sugiere que las alianzas deben basarse en principios sólidos y no solo en conveniencias momentáneas, o de lo contrario, el destino será el mismo que el de la alianza Va Por México: un camino hacia la irrelevancia.
