En el primer trimestre de 2025, se ha evidenciado una notable concentración de las remesas en México, donde dos de cada tres dólares enviados desde el extranjero se distribuyen entre solo diez de las 32 entidades federativas. Este fenómeno se observa en estados como Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Chiapas, Ciudad de México, Estado de México, Oaxaca, Guerrero, Puebla y Veracruz. La situación es alarmante, ya que muchas de estas regiones se encuentran entre las más empobrecidas del país, lo que pone de manifiesto la dependencia económica que tienen de estos recursos.
Las cifras son reveladoras: Michoacán, Jalisco y Guanajuato recibieron más de una cuarta parte de los 14,109 millones de dólares en remesas, cada uno captando casi el 10% del total. En contraste, Chiapas, aunque recibió 972 millones de dólares, representa solo el 6.8% del total, pero es la entidad con mayor dependencia de estas transferencias, constituyendo un 15.9% de su Producto Interno Bruto (PIB). Guerrero y Michoacán también se encuentran en una situación crítica, con dependencias del 13.8% y 11.1% del PIB, respectivamente.
Este aumento en la dependencia de las remesas es preocupante, especialmente al considerar que hace una década, estas transferencias representaban solo un pequeño porcentaje de la economía local. En el caso de Chiapas, Guerrero y Michoacán, las remesas han crecido a un ritmo mucho más acelerado que la actividad económica de estas regiones. Esto sugiere que, a medida que la economía local se estanca, las familias dependen cada vez más de los envíos de dinero de sus seres queridos en el extranjero.
### La Migración y su Relación con las Remesas
En 2024, se registró la salida de 327,455 personas de México en busca de mejores oportunidades laborales, profesionales o por motivos de seguridad. Para poner esta cifra en perspectiva, en 1990, cuando el país contaba con 82 millones de habitantes, la migración alcanzó los 484,737 individuos, y en 1997, con una población de 94 millones, 680,000 personas abandonaron el país. Esto indica que, aunque la migración sigue siendo un fenómeno significativo, ha disminuido tanto en términos absolutos como relativos en comparación con décadas anteriores.
La disminución en la migración tiene implicaciones directas en el flujo de remesas. Las generaciones futuras tendrán menos familiares en el extranjero que puedan enviar recursos para su sustento. Esta tendencia podría acentuarse si se mantienen las políticas de deportación de migrantes indocumentados que se han intensificado en Estados Unidos, especialmente durante la administración de Donald Trump. La combinación de una menor migración y un aumento en la dependencia de las remesas plantea un escenario preocupante para muchas comunidades en México.
La lección que se extrae de estos datos es clara: es imperativo que las autoridades mexicanas, en todos sus niveles, implementen políticas públicas que fomenten el desarrollo económico. Las regiones con alta dependencia de las remesas deben ser priorizadas en la creación de estrategias que les permitan alcanzar una autonomía financiera. Sin un plan de transición que contemple un futuro donde las remesas puedan verse reducidas o incluso desaparecer, muchas áreas de México podrían enfrentar una parálisis económica devastadora, lo que a su vez podría incrementar la pobreza y sus efectos colaterales.
### La Necesidad de Políticas Públicas Efectivas
La situación actual exige una respuesta proactiva por parte del gobierno y de las instituciones locales. Es fundamental que se desarrollen programas que impulsen la economía local, generen empleo y fortalezcan la infraestructura en estas comunidades. Esto no solo ayudará a reducir la dependencia de las remesas, sino que también contribuirá a mejorar la calidad de vida de millones de mexicanos.
Las políticas deben enfocarse en la creación de oportunidades laborales sostenibles, la educación y la capacitación de la fuerza laboral, así como en el fomento de la inversión en sectores clave que puedan diversificar la economía local. Además, es crucial que se establezcan mecanismos de apoyo para aquellos que, por diversas razones, no pueden migrar y dependen de las remesas para su sustento diario.
En resumen, el panorama actual de las remesas en México es un llamado a la acción. Las comunidades más afectadas deben ser el foco de atención para el desarrollo de políticas que promuevan la autosuficiencia económica. Sin estas medidas, el futuro de muchas familias podría verse comprometido, y el país enfrentaría un aumento en la pobreza y la desigualdad social.