Pepe Návar, un nombre que resonó en el ámbito del periodismo cultural en México, falleció recientemente, dejando un vacío en el corazón de quienes lo conocieron y admiraron su trabajo. Con más de dos décadas de trayectoria en un importante diario nacional, su influencia se extendió más allá de las páginas impresas, tocando la música, el cine y la cultura popular. Su pasión por la lucha libre y su habilidad para conectar con el público lo convirtieron en una figura entrañable y respetada en el medio.
La vida de Pepe Návar estuvo marcada por su amor por la música y el cine. Desde sus inicios, se destacó como un coleccionista y un historiador de la cultura pop. Su capacidad para encontrar joyas ocultas en los mercados y su conocimiento enciclopédico sobre el cine y la música lo hicieron destacar entre sus colegas. Mario P. Zsékely, un colaborador cercano, lo recuerda como una «enciclopedia caminante», alguien que se adentraba en los rincones más recónditos de los mercados en busca de materiales únicos y valiosos. Esta dedicación a la búsqueda de lo auténtico y lo original fue una de las características que definieron su carrera.
Návar no solo fue un periodista, sino también un promotor de artistas. Su trabajo ayudó a dar visibilidad a músicos y cineastas, especialmente aquellos que operaban en las sombras de la industria. Su amor por el cine de bajo presupuesto, conocido como Cine B, lo llevó a rescatar y revivir obras que de otro modo habrían caído en el olvido. Su contribución al cine mexicano fue significativa, ya que logró traer al presente historias y obras que marcaron una época dorada en la cinematografía nacional. Su legado se siente en cada rincón de la cultura popular, donde su influencia sigue viva.
La lucha libre, otra de sus pasiones, fue un tema recurrente en su obra. En 2011, publicó el libro «¡Quiero ver sangre! Historia ilustrada del cine de luchadores», donde recopiló y analizó las películas de gladiadores que habían llegado a las pantallas hasta ese momento. Este trabajo no solo fue un homenaje a un género cinematográfico, sino también una forma de celebrar la cultura popular mexicana. Su enfoque único y su estilo narrativo cautivaron a los lectores, convirtiendo su libro en una referencia para los amantes de la lucha libre y el cine.
La personalidad de Pepe Návar también dejó una huella imborrable en quienes lo rodeaban. Con un sentido del humor agudo y una capacidad innata para hacer reír, su presencia era siempre bien recibida en cualquier entorno. Carlos Meraz, otro periodista musical, recuerda anécdotas divertidas que ilustran su carácter juguetón. Una de las historias más memorables involucra una broma pesada en una disquera, donde Návar, en un momento de humor, hizo que un ejecutivo se quedara helado al estrellar un disco contra la pared, solo para revelar que era parte de una broma. Este tipo de interacciones no solo mostraban su sentido del humor, sino también su habilidad para crear conexiones genuinas con las personas.
A lo largo de su carrera, Pepe Návar se convirtió en un mentor para muchos jóvenes periodistas. Su enfoque en la investigación y su dedicación al aprendizaje fueron lecciones valiosas para aquellos que aspiraban a seguir sus pasos. Su consejo de adquirir libros importantes y profundizar en el conocimiento musical fue un legado que muchos de sus alumnos atesoran. La influencia de Návar se extendió más allá de su trabajo en el diario, convirtiéndose en un faro de inspiración para las nuevas generaciones de comunicadores.
El impacto de Pepe Návar en la cultura mexicana es innegable. Su pasión por la música, el cine y la lucha libre, combinada con su habilidad para contar historias, lo convirtieron en un referente en el periodismo cultural. Su legado perdurará en las páginas que escribió, en los artistas que promovió y en los corazones de quienes lo conocieron. A medida que el mundo del entretenimiento continúa evolucionando, la huella de Pepe Návar seguirá siendo una parte integral de la narrativa cultural de México. Su vida y obra son un recordatorio de la importancia de la pasión, la dedicación y el amor por la cultura en todas sus formas.