En una reciente reunión con su gabinete de ministros, el presidente colombiano Gustavo Petro expresó su descontento y frustración por la falta de resultados en la gestión gubernamental, especialmente en regiones vulnerables como el Chocó. Durante este encuentro, que se extendió hasta la medianoche, Petro no dudó en calificar a su equipo de trabajo como traidor, señalando que no puede continuar con un gabinete que no cumple con las expectativas de su administración.
La situación en el Chocó, uno de los departamentos más empobrecidos de Colombia, fue un punto central de su crítica. Petro cuestionó la inacción de sus ministros y comparó su gestión con la del ex presidente Iván Duque, sugiriendo que su gabinete ha abandonado a esta región. «¿Por qué me tienen al Chocó así, abandonado, como si ustedes fuesen (el ex presidente Iván) Duque o el gobierno de la oligarquía?», se preguntó el mandatario, enfatizando su descontento con el desempeño de sus colaboradores.
El presidente, que se encuentra a poco más de un año de cumplir tres años en el cargo, ha tenido un gabinete que ha cambiado en más de 50 ocasiones. Esta rotación constante ha sido un reflejo de su insatisfacción con el rendimiento de sus ministros, a quienes ha criticado públicamente en diversas ocasiones. En esta reunión, Petro también dirigió sus críticas al Ministerio de Transporte, argumentando que la inversión en infraestructura no debería ser vista como un gasto social, sino como una inversión necesaria para el desarrollo del país. «Los tecnócratas dominan a los ministros», afirmó, sugiriendo que la falta de alineación entre su visión y la ejecución de políticas ha sido un obstáculo significativo.
### La Cuestión de los Embajadores y la Inclusión
En medio de sus críticas, Petro también abordó el tema de los requisitos para el nombramiento de embajadores, pidiendo a la canciller Laura Sarabia que eliminara las exigencias de conocimiento de idiomas como el inglés. «Cualquier hijo de obrero puede ser embajador; no les gusta, pues este es el ‘Gobierno del cambio'», declaró, enfatizando su deseo de democratizar el acceso a posiciones diplomáticas en Colombia.
El presidente argumentó que la capacidad de un embajador no debería depender de su dominio de idiomas extranjeros, sino de su compromiso y capacidad para representar al país. Esta postura ha generado un debate sobre la meritocracia en el servicio diplomático y la necesidad de abrir espacios para personas de diversos orígenes sociales.
Petro también se refirió al caso de Armando Benedetti, quien fue nombrado embajador ante la FAO y cuya designación fue anulada por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca. Benedetti, quien es actualmente el ministro del Interior, dejó el cargo de embajador tras solo nueve meses, lo que Petro consideró un acto injusto. «Sacaron a Benedetti porque no sabe hablar sino español», comentó, defendiendo la idoneidad de su ministro a pesar de la controversia en torno a su nombramiento.
### La Gestión de Crisis y el Futuro del Gobierno
La situación actual del gabinete de Petro refleja una crisis de confianza y eficacia en la gestión pública. La falta de resultados tangibles en áreas críticas como la infraestructura y el desarrollo social ha llevado a un creciente descontento tanto en la población como en el propio presidente. La presión sobre su administración aumenta a medida que se acercan las elecciones y la necesidad de demostrar logros se vuelve más apremiante.
El presidente ha manifestado su intención de realizar cambios significativos en su equipo, buscando no solo mejorar la ejecución de políticas, sino también garantizar que su visión de un gobierno inclusivo y orientado al cambio se materialice. Sin embargo, la constante rotación de ministros y la falta de cohesión en su gabinete plantean interrogantes sobre la estabilidad y la dirección futura de su administración.
En este contexto, la capacidad de Petro para liderar y motivar a su equipo será crucial. La presión por resultados en áreas como el Chocó y la gestión de relaciones internacionales se intensifica, y el presidente deberá encontrar un equilibrio entre la crítica constructiva y la necesidad de mantener un gabinete funcional. La situación actual no solo pone a prueba la resiliencia de su gobierno, sino que también refleja las complejidades de gobernar en un país con profundas desigualdades y desafíos estructurales.