El Festival Bandemia, que prometía ser un evento inolvidable para los amantes de la música emergente, se vio envuelto en una serie de incidentes que llevaron a su suspensión durante su primera edición. Este festival, que había sido planeado durante cuatro años, se celebró en la Sala Urbana de Naucalpan, un recinto con capacidad para 3,500 personas. Sin embargo, los organizadores decidieron vender boletos para solo 2,500, lo que generó una serie de problemas que culminaron en la cancelación del evento.
Desde el inicio del festival, todo parecía marchar bien. La apertura del recinto se realizó a las 11:00 horas y la primera banda, «El ruido inmersivo de los sueños», subió al escenario una hora después. Las redes sociales del festival compartían videos y actualizaciones, mostrando un ambiente festivo y lleno de energía. Sin embargo, la situación comenzó a deteriorarse alrededor de las 17:00 horas, cuando se reportaron problemas con las vallas de seguridad que separaban al público del escenario. En un intento por mantener el control, los organizadores hicieron un llamado a los asistentes para que respetaran las medidas de seguridad, advirtiendo sobre el riesgo de accidentes si continuaban empujando.
A medida que avanzaba la tarde, la situación se tornó crítica. A las 20:30 horas, el festival dejó de compartir contenido en sus redes y comenzó a emitir comunicados sobre la decisión de restringir el acceso al recinto. Esto se debió a una venta irregular de boletos, lo que provocó la molestia de aquellos que aún intentaban ingresar al evento. Los organizadores se vieron obligados a informar que las personas que habían adquirido boletos fuera del cupo permitido no podrían entrar, priorizando la seguridad de todos los presentes.
La respuesta del público fue de descontento y frustración. Muchos asistentes que ya estaban en el lugar se encontraron atrapados en un caos, mientras que otros que habían llegado con boletos se quedaron fuera. La situación se tornó violenta cuando el personal de seguridad, en un intento por controlar la multitud, utilizó medidas represivas, incluyendo el uso de extintores y la contención física de los asistentes. Testigos relataron que la respuesta del personal de seguridad fue desproporcionada, lo que generó un ambiente de miedo y confusión.
Los organizadores del festival, tras los incidentes, se deslindaron de la responsabilidad de las agresiones, argumentando que las decisiones de cerrar las puertas y limitar el acceso fueron tomadas por el recinto sin previo aviso. A pesar de que habían afirmado que no hubo sobreventa de boletos, la contradicción en sus comunicados generó aún más descontento entre los asistentes. En un comunicado posterior, Bandemia aseguró que la capacidad del recinto era de 2,500 personas y que nunca se había vendido más boletos de los permitidos.
La suspensión del Festival Bandemia no solo representa un golpe para sus organizadores, quienes habían trabajado arduamente durante años para llevar a cabo este evento, sino también para los artistas emergentes que esperaban una plataforma para mostrar su talento. Este festival se había presentado como una oportunidad para dar visibilidad a nuevas propuestas musicales, y su abrupta cancelación deja un vacío en la escena musical local.
Los organizadores han prometido reembolsar a aquellos que no pudieron ingresar al evento, pero esto no ha mitigado la frustración de los asistentes. Muchos se sienten decepcionados no solo por la falta de acceso al festival, sino también por la forma en que se manejó la situación. Las redes sociales se han inundado de testimonios de personas que vivieron el caos y la violencia, lo que ha llevado a un debate sobre la seguridad en eventos masivos y la responsabilidad de los organizadores.
El Festival Bandemia, que había sido concebido como un espacio para celebrar la música y la cultura emergente, se ha convertido en un ejemplo de cómo la falta de planificación y la mala gestión pueden arruinar un evento. A medida que se analizan los hechos, queda la esperanza de que los organizadores y los recintos aprendan de esta experiencia y tomen medidas para garantizar la seguridad y el bienestar de todos los asistentes en futuros eventos.