Estados Unidos ha presentado su Informe anual sobre derechos humanos, un documento que, en esta ocasión, refleja un enfoque peculiar y controvertido. Este informe ha sido objeto de críticas por su omisión de secciones que abordan abusos contra grupos vulnerables, como mujeres, homosexuales y pueblos indígenas, mientras que se ha mantenido un apartado dedicado al antisemitismo, que se utiliza para descalificar cualquier crítica al gobierno de Israel. Este cambio en la narrativa ha generado un intenso debate sobre la autenticidad y la imparcialidad de la evaluación de derechos humanos que realiza el país.
### Recortes y Omissión de Abusos
El informe ha sufrido severos recortes en los apartados dedicados a diferentes países, lo que ha llevado a una disminución notable en la cobertura de temas críticos. Por ejemplo, el capítulo sobre Israel ha pasado de 103 a solo 16 páginas, sin mencionar la alarmante tasa de muertes infligidas al pueblo palestino. Esta reducción en el contenido no es un hecho aislado, ya que se extiende a otros países que han sido objeto de críticas por parte de la administración estadounidense, como Cuba y Venezuela. En el caso de México, el Departamento de Estado ha señalado la existencia de «reportes creíbles de asesinatos arbitrarios o ilegales, desapariciones y tortura», pero también ha sido criticado por no abordar adecuadamente la impunidad que prevalece en el país.
La falta de acción por parte del gobierno mexicano para investigar y enjuiciar a los responsables de estos crímenes ha sido un punto focal en el informe. La impunidad y las bajas tasas de enjuiciamientos son problemas persistentes que afectan a diversas violaciones de derechos humanos, incluyendo la vulneración de libertades civiles. Además, el informe denuncia el arresto y la detención arbitraria, así como las serias restricciones sobre la libertad de expresión y de medios. Estas restricciones incluyen violencia y amenazas contra periodistas, así como acciones legales que buscan limitar la libertad de expresión de activistas y miembros de sindicatos.
### La Doble Moral de EE. UU.
La elaboración y publicación de este informe se presenta como uno de los ejercicios más cínicos de injerencia por parte de Estados Unidos. Bajo la administración de Trump, el informe no solo ha mantenido un doble rasero al evaluar a los gobiernos según su alineación ideológica, sino que también ha revelado una grotesca desconexión entre los estándares aplicados a otros países y los que se aplican en el propio territorio estadounidense. Desde el regreso de Trump a la presidencia, Estados Unidos ha continuado siendo señalado como uno de los mayores violadores de derechos humanos a nivel global.
La hipocresía se vuelve evidente cuando se considera que el actual presidente, un criminal convicto, ha utilizado su poder para indultar a delincuentes, incluidos aquellos que lo acompañaron en su intento de golpe de Estado en 2021. Esta situación plantea serias dudas sobre la legitimidad de las críticas que Estados Unidos lanza hacia otros países en materia de derechos humanos. La administración actual ha llevado a cabo una cacería humana contra migrantes, donde se han visto afectados padres de familia y trabajadores, muchos de los cuales tienen estatus legal o incluso ciudadanía estadounidense. Esto contrasta con la narrativa de que se busca combatir a «peligrosos criminales», que en realidad representan una ínfima minoría dentro de la comunidad migrante.
En el ámbito de la libertad de expresión, la situación ha alcanzado niveles alarmantes. La administración ha presionado a los medios de comunicación para que despidan a periodistas y cancelen programas que no se alinean con la ideología del presidente. Las universidades también se han visto obligadas a enseñar únicamente lo que se ajusta a esta ideología, lo que ha llevado a una erosión de la libertad académica y a la equiparación de la expresión pacífica de ideas con actos de terrorismo. Además, los derechos a la salud y la educación están siendo atacados por el desfinanciamiento y la imposición de dogmas que contradicen el consenso científico.
La evaluación de los derechos humanos a nivel global por parte de Estados Unidos debe ser vista con escepticismo. Este informe, lejos de ser un ejercicio de interés legítimo por la vigencia de las garantías individuales, se convierte en una herramienta de intervención en los asuntos internos de otros países. La falta de coherencia entre las acciones de Estados Unidos y sus críticas hacia otros gobiernos pone de manifiesto la necesidad de un análisis crítico y profundo sobre la verdadera situación de los derechos humanos en el país y en el mundo.