La creciente presencia de empresas tecnológicas y de infraestructura chinas en América Latina ha suscitado un intenso escrutinio por parte de Estados Unidos, que ve en estas inversiones un riesgo estratégico en su esfera de influencia. Este fenómeno no es nuevo, pero ha cobrado una relevancia particular en el contexto actual, donde las relaciones geopolíticas se vuelven cada vez más complejas. Especialistas advierten que el interés de Pekín en la región podría alterar el equilibrio de poder y afectar la seguridad nacional de Estados Unidos.
La preocupación de Washington se ha manifestado en diversas ocasiones, desde advertencias directas a líderes de países latinoamericanos hasta la implementación de políticas que buscan limitar la influencia china. Un claro ejemplo de esto se dio durante la administración del expresidente Donald Trump, cuando su secretario de Estado, Marco Rubio, viajó a Panamá para expresar su inquietud sobre el control del Partido Comunista Chino sobre el Canal de Panamá. Este tipo de intervenciones subraya la percepción de que la influencia china en la región no solo es económica, sino que también tiene implicaciones estratégicas.
### La Respuesta de Estados Unidos ante la Inversión China
La respuesta de Estados Unidos ante la creciente inversión china en América Latina ha sido multifacética. En México, por ejemplo, la Secretaría de la Defensa Nacional adjudicó un contrato de más de 612 millones de dólares a la empresa estadounidense Rapiscan Systems para la renovación de equipos de revisión en las aduanas del país. Esta decisión se tomó en un contexto donde el gobierno de Biden expresó preocupaciones significativas de seguridad nacional, especialmente en relación con la posible adquisición de tecnología de vigilancia por parte de empresas chinas como Nuctech, que ha sido vinculada al Partido Comunista Chino.
La administración Biden dejó claro que si México continuaba con sus planes de adquirir equipos de vigilancia de origen chino, Estados Unidos podría restringir el intercambio de información sensible, lo que podría afectar no solo el comercio legítimo entre ambos países, sino también las operaciones conjuntas en la lucha contra el tráfico de drogas y armas. Este tipo de medidas refleja la estrategia de Washington de limitar la influencia china en sectores críticos, como la seguridad y la infraestructura.
Además, la historia reciente muestra que las relaciones entre México y China han sido complicadas. Durante la administración de Enrique Peña Nieto, se canceló un proyecto de tren de alta velocidad que había sido adjudicado a un consorcio liderado por una empresa china, debido a preocupaciones sobre conflictos de interés. Sin embargo, con el cambio de gobierno, las empresas chinas han vuelto a ganar terreno en el sector ferroviario, como lo demuestra la reciente adjudicación de un contrato a CRRC Zhuzhou Locomotive para la compra de trenes de pasajeros.
### La Estrategia Marítima de China en América Latina
Uno de los aspectos más críticos de la influencia china en América Latina se encuentra en el sector marítimo. La Casa Blanca y el Congreso han centrado su atención en la creciente presencia de empresas chinas en puertos estratégicos de la región. Un análisis del Consejo de Relaciones Exteriores revela que existen 129 proyectos portuarios internacionales con inversiones chinas, de los cuales 17 son de propiedad mayoritaria. Estos proyectos incluyen terminales con potencial uso naval, lo que plantea serias preocupaciones sobre la seguridad y la libertad de navegación en la región.
En México, la presencia de empresas chinas se ha consolidado en al menos tres terminales portuarias. COSCO Shipping Ports Limited, una subsidiaria de un conglomerado estatal chino, tiene una participación significativa en el Puerto de Lázaro Cárdenas, uno de los más importantes del país. Asimismo, Hutchison Ports opera terminales en Ensenada y Veracruz, lo que demuestra la creciente influencia de Pekín en la infraestructura marítima mexicana.
La preocupación por la influencia china no se limita a México. Países como Panamá, Perú y Brasil también han visto un aumento en las inversiones chinas en sus puertos. Estas inversiones no solo tienen implicaciones económicas, sino que también pueden ser vistas como una estrategia para expandir la influencia geopolítica de China en el hemisferio occidental. La capacidad de Pekín para establecer acuerdos en puertos estratégicos podría alterar el equilibrio de poder en la región y desafiar la supremacía marítima de Estados Unidos.
Los expertos advierten que la creciente participación de China en la infraestructura portuaria de América Latina representa un desafío significativo para la seguridad nacional de Estados Unidos. La interconexión entre las empresas chinas y el Partido Comunista Chino plantea riesgos de espionaje y control de información, lo que podría tener repercusiones en la seguridad de la cadena de suministro y la protección de datos. En este contexto, la competencia entre Estados Unidos y China en la región se intensifica, y las decisiones que tomen los países latinoamericanos en relación con sus inversiones podrían tener un impacto duradero en la geopolítica del continente.
La dinámica de poder en América Latina está cambiando, y la influencia de China es un factor clave en este proceso. A medida que Pekín continúa expandiendo su presencia en la región, Estados Unidos se enfrenta al desafío de adaptar su estrategia para contrarrestar esta influencia y proteger sus intereses en un entorno geopolítico cada vez más complejo. La forma en que se desarrollen estas relaciones en los próximos años será crucial para el futuro de la región y su papel en el escenario global.