La reciente votación en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha puesto de manifiesto las tensiones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, en un contexto donde el embargo económico impuesto por Washington sigue siendo un tema candente. La resolución que pide el levantamiento del embargo recibió 165 votos a favor, pero la cifra representa la menor cantidad de apoyo en años, lo que refleja un cambio en la dinámica internacional y la influencia de la diplomacia estadounidense.
### La Campaña Diplomática de Estados Unidos
Desde 1992, la ONU ha estado votando anualmente sobre el embargo estadounidense contra Cuba, y aunque la mayoría de los países han respaldado a La Habana, este año se ha visto un debilitamiento en ese apoyo. La administración estadounidense ha llevado a cabo una intensa campaña diplomática, buscando aliados en América Latina y Europa para que no respalden la resolución. Esta estrategia ha incluido la vinculación de Cuba con el conflicto en Ucrania, acusando a la isla de permitir que mercenarios cubanos apoyen al ejército ruso.
El embajador de Estados Unidos en la ONU, Mike Waltz, ha calificado al gobierno cubano como un «régimen ilegítimo y brutal». En sus declaraciones, ha afirmado que Cuba se presenta como víctima de agresiones, mientras que en realidad está colaborando con adversarios de Estados Unidos. Esta retórica ha sido parte de un esfuerzo más amplio para deslegitimar a Cuba en la arena internacional y ha llevado a que varios países, que anteriormente apoyaban la resolución, opten por abstenerse o incluso votar en contra.
La votación de este año ha revelado que, además de Estados Unidos e Israel, países como Argentina y Paraguay también se han alineado en contra de la resolución. La abstención de naciones como Costa Rica y Ecuador, así como de varios países del este de Europa, indica que la influencia de Estados Unidos está teniendo un impacto significativo en la política internacional relacionada con Cuba.
### La Respuesta de Cuba y sus Aliados
Ante las acusaciones y la presión diplomática de Estados Unidos, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, ha denunciado lo que considera una «campaña calumniosa». Según Rodríguez, el objetivo de esta ofensiva es distorsionar la imagen de Cuba y generar presión sobre otros países para que no apoyen la resolución. La retórica cubana se ha centrado en la defensa de su soberanía y en la denuncia de lo que consideran un ataque sistemático por parte de Estados Unidos.
El embajador de Venezuela ante la ONU, Samuel Moncada, ha respaldado a Cuba, acusando a Washington de intentar confundir a la comunidad internacional. Moncada ha señalado que tanto Cuba como Venezuela son víctimas de una guerra económica y que están bajo amenaza de ataques militares por parte de Estados Unidos. Esta narrativa busca consolidar una imagen de resistencia frente a lo que consideran un imperialismo agresivo.
La situación actual del embargo es el resultado de décadas de tensiones entre Estados Unidos y Cuba. Desde su implementación en 1960, las sanciones han variado en intensidad, pero han permanecido como una constante en las relaciones bilaterales. Durante la administración de Donald Trump, el embargo se intensificó, y aunque Joe Biden intentó suavizar algunas de las políticas, la realidad es que el marco legal que sostiene el embargo sigue vigente.
En este contexto, el especialista en Relaciones Internacionales, Arturo López-Levy, ha destacado que el esfuerzo del Departamento de Estado para reducir el apoyo a la resolución de la ONU refleja una estrategia más amplia de política exterior. La presión sobre otros países para que no respalden a Cuba es vista como una victoria para el lobby cubano-estadounidense, que ha tenido una influencia considerable en la política estadounidense.
### Implicaciones Futuras
La votación de la ONU y la respuesta de Cuba y sus aliados plantean preguntas sobre el futuro del embargo y las relaciones internacionales en la región. A medida que la dinámica global cambia, con un aumento en la multipolaridad y la influencia de potencias como China y Rusia, el papel de Estados Unidos en la región podría verse desafiado. La capacidad de Washington para ejercer presión sobre otros países y mantener su narrativa sobre Cuba podría verse erosionada si otros actores internacionales comienzan a jugar un papel más activo.
Además, la situación interna en Cuba, marcada por crisis económicas y sociales, también influye en la percepción internacional del país. La narrativa de resistencia frente al embargo puede ser efectiva en el corto plazo, pero a largo plazo, la isla enfrenta desafíos significativos que podrían afectar su estabilidad y su capacidad para mantener el apoyo internacional.
La votación en la ONU es solo un reflejo de un conflicto más amplio que abarca cuestiones de derechos humanos, soberanía y la lucha por la influencia en América Latina. A medida que las tensiones continúan, el futuro del embargo y las relaciones entre Estados Unidos y Cuba seguirán siendo un tema de debate y análisis en la comunidad internacional.