El reciente fallecimiento del Papa Francisco ha marcado un hito en la historia de la Iglesia Católica, no solo por la pérdida de un líder espiritual, sino también por el inusual evento que tuvo lugar durante su funeral. En un momento que debería haber sido de solemnidad y respeto, tres cardenales decidieron capturar una selfie, lo que ha generado un intenso debate sobre la modernidad y la tradición dentro de la Iglesia. Este artículo explora quiénes son estos cardenales, el contexto de su selfie y la reacción que ha suscitado en la comunidad católica y más allá.
La mañana del 26 de abril de 2025, la Basílica de San Pedro se llenó de fieles que acudieron a rendir homenaje al Papa Francisco, quien falleció a los 88 años debido a un ictus cerebral. Durante el funeral, mientras el cuerpo del Pontífice era expuesto, los cardenales Américo Manuel, Mykola Bychok y Giorgio Marengo, todos ellos de menos de 55 años, se tomaron una selfie que rápidamente se volvió viral. Este acto, que podría considerarse irreverente por algunos, refleja una nueva era en la que la tecnología y la comunicación digital juegan un papel crucial en la vida de la Iglesia.
### Cardenales jóvenes y la nueva era digital
Los tres cardenales que protagonizaron la selfie son Américo Manuel, de 51 años, originario de Portugal; Mykola Bychok, de 45 años, un católico greco-ucraniano radicado en Australia; y Giorgio Marengo, de 50 años, originario de Mongolia. Su juventud los convierte en figuras destacadas dentro del Colegio de Cardenales, que se prepara para el cónclave programado para el 7 de mayo de 2025, donde se elegirá al nuevo Papa. Este cónclave será significativo no solo por el contexto de la elección, sino también por la composición del Colegio, que incluye a un número creciente de cardenales de la Generación X y de los millennials.
La periodista Inés San Martin, quien compartió la selfie en redes sociales, destacó que estos cardenales son líderes moldeados por el Concilio Vaticano II y por un mundo en constante cambio, influenciado por la globalización y los medios digitales. Este contexto ha permitido que la Iglesia se acerque a las nuevas generaciones de una manera que antes no era posible. La selfie, aunque controvertida, puede interpretarse como un intento de conectar con un público más joven y de mostrar que la Iglesia está dispuesta a adaptarse a los tiempos modernos.
### Reacciones y reflexiones sobre la selfie
La selfie de los cardenales ha suscitado una variedad de reacciones. Para algunos, representa una falta de respeto hacia un momento solemne, mientras que para otros, es un símbolo de la evolución de la Iglesia y su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades. Históricamente, la Iglesia Católica ha mantenido una postura conservadora en muchos aspectos, y la inclusión de elementos modernos como las selfies puede ser vista como un cambio positivo o negativo, dependiendo de la perspectiva de cada individuo.
El periodista francés Jean-Pierre Denis se refirió a este evento como «el primer cónclave de la generación selfie», lo que subraya la importancia de la imagen y la comunicación en la era digital. La capacidad de los cardenales para utilizar las redes sociales y otras plataformas digitales puede ser vista como un intento de acercar la Iglesia a los jóvenes, quienes a menudo se sienten desconectados de las instituciones tradicionales.
El Papa Francisco, aunque no era un usuario intensivo de tecnología, reconoció su poder para la evangelización y la comunicación. Durante su papado, utilizó plataformas digitales para difundir el mensaje del Evangelio y conectar con los jóvenes, advirtiendo al mismo tiempo sobre los riesgos de un uso irresponsable de la tecnología. Este enfoque ha sentado las bases para que los cardenales más jóvenes se sientan cómodos al utilizar herramientas modernas para comunicarse y expresarse.
La selfie de los cardenales en el funeral del Papa Francisco no solo ha capturado la atención del mundo, sino que también ha abierto un debate sobre el futuro de la Iglesia y su relación con la modernidad. A medida que el cónclave se acerca, la atención se centrará no solo en quién será el próximo Papa, sino también en cómo la Iglesia continuará evolucionando en un mundo cada vez más digital y conectado. La imagen de estos cardenales jóvenes, sonriendo en un momento de despedida, puede ser vista como un símbolo de esperanza y renovación para una institución que ha enfrentado numerosos desafíos en las últimas décadas.