La administración del presidente Donald Trump ha dado un paso significativo hacia el endurecimiento de las restricciones de viaje a Estados Unidos, considerando la inclusión de 36 países adicionales en su lista de prohibiciones. Esta decisión se basa en un memorando interno del Departamento de Estado que ha sido objeto de análisis y discusión en los últimos días. La medida se enmarca dentro de una política migratoria más amplia que busca reforzar la seguridad nacional y proteger a los ciudadanos estadounidenses de posibles amenazas.
**Ampliación de la Prohibición de Viaje**
A principios de junio de 2025, Trump firmó una proclama que ya prohibía la entrada de ciudadanos de 12 países, argumentando que era una acción necesaria para salvaguardar la seguridad de Estados Unidos frente a lo que él denomina «terroristas extranjeros». Este enfoque ha sido parte de una ofensiva migratoria más amplia que se ha intensificado desde el inicio de su segundo mandato. Entre las acciones recientes se incluyen la deportación de cientos de venezolanos sospechosos de estar vinculados a bandas criminales y la restricción de la matrícula de estudiantes extranjeros en universidades estadounidenses.
El cable diplomático, firmado por el secretario de Estado Marco Rubio, detalla las preocupaciones que han llevado a la administración a considerar la prohibición de entrada a estos 36 países. Entre las razones mencionadas se encuentran la falta de gobiernos competentes que puedan proporcionar documentos de identidad confiables, así como la seguridad cuestionable de los pasaportes emitidos por estos países. Además, se ha señalado que algunos de ellos no cooperan en la repatriación de sus nacionales que han sido ordenados a ser deportados por Estados Unidos.
**Preocupaciones de Seguridad y Cooperación Internacional**
El Departamento de Estado ha expresado que la seguridad nacional es una prioridad y que se están revaluando constantemente las políticas para garantizar la protección de los ciudadanos estadounidenses. Un alto funcionario del Departamento indicó que no todas las preocupaciones se aplican a todos los países de la lista, lo que sugiere que la administración está considerando un enfoque más matizado en su evaluación de cada nación.
Entre las preocupaciones específicas se encuentran los vínculos de algunos nacionales de estos países con actividades terroristas en Estados Unidos, así como la participación en actos antisemitas y antiamericanos. Estas inquietudes han llevado a la administración a establecer un plazo de 60 días para que los países mencionados cumplan con ciertos estándares y requisitos. Si no lo hacen, se recomendará la suspensión total o parcial de la entrada de sus ciudadanos a Estados Unidos.
La reacción internacional a estas medidas ha sido variada. Algunos gobiernos de los países afectados han expresado su descontento y preocupación por las implicaciones que estas restricciones podrían tener para sus ciudadanos. La comunidad internacional observa de cerca cómo estas políticas podrían afectar las relaciones diplomáticas y la cooperación en temas de seguridad y migración.
La administración Trump ha defendido su enfoque, argumentando que es necesario para proteger a los estadounidenses y mantener los más altos estándares de seguridad nacional. Sin embargo, críticos de estas políticas han señalado que pueden tener un impacto negativo en la imagen de Estados Unidos en el extranjero y en su capacidad para atraer talento y diversidad a su territorio.
A medida que se desarrolla esta situación, es probable que continúen las discusiones sobre la política migratoria de Estados Unidos y su enfoque hacia los países considerados de alto riesgo. Las decisiones que tome la administración en las próximas semanas serán cruciales no solo para la seguridad nacional, sino también para las relaciones internacionales y la percepción global de Estados Unidos como un país acogedor y seguro para todos.